viernes, 17 de abril de 2015

Amalfi-Antioquía - Colombia

 
 Petroglifos ubicados en la vereda el Encanto del municipio de Amalfi en Antioquia, Colombia.
 
 

Los Chibchas (también: muiscas)
Ubicación: Entre la rama oriental de los Andes y el río Magdalena, siendo el asiento principal la meseta de Bogotá (actual Colombia).
Organización política:
Estuvieron gobernados por cinco jefes principales de carácter tiránico. Dos de ellos, el zipa o bogotá, que residía en Muqueta (Bogotá) y el zaque, en Hunza (centro de Colombia), enemigos entre sí, dominaron a los demás. Dictaban leyes, administraban justicia, comandaban sus ejércitos y eran tan respetados, que nadie se atrevía a mirarles el rostro.
El zipa era sucedido por el hijo de la hermana mayor y en su defecto, se lo elegía mediante un severo examen. Es probable que cuando llegaron los españoles, se tendiese a crear un imperio en torno a Bogotá.
Organización social:
Existían rigurosas clases sociales. Los funcionarios, los guerreros y los sacerdotes tenían privilegios sobre los otros sectores. Sus costumbres eran muy particulares. Así, los chibchas podían tener todas las esposas que pudiesen mantener, pero sólo era legítima, aquélla a la cual se habían unido con la intervención del sacerdote.
El homicidio y el rapto eran castigados con la muerte y el cobarde en la guerra era condenado a quehaceres domésticos durante cierto tiempo. Los chibchas se diferenciaban de los demás indios de América, en que todos iban vestidos. Los principales poseían mantas con dibujos en rojo y negro. Los soldados usaban el cabello rapado, mientras que la población civil lo llevaba largo. Los caciques llevaban corona de oro.
Organización económica:
Cultivaban la tierra con instrumentos rudimentarios. Cultivaron la patata, el maíz (con el que hacían bollos), la papa, los porotos, el zapallo, el tomate y el tabaco, cuyas hojas fumaban. Como alimento de origen animal, comían carne de venado. El artículo más importante para ellos era la sal, pues les servía para el intercambio. Fabricaban la chicha (bebida embriagante), con el maíz cocido fermentado. Tejían mantas de algodón. Sabían laminar y alear los metales. Utilizaban el polvo de oro que obtenían del río Magdalena, para elaborar pendientes, anillos, pectorales, narigueras, etc. Fue el único pueblo de América que utilizó la moneda de oro en forma de disco.
Organización militar:
Al estar rodeados de pueblos bárbaros, debieron luchar frecuentemente. Los vencidos se convertían en esclavos. Sus armas eran: hondas, macanas (que utilizaban como espada o garrote) y flechas envenenadas.
Religión: Los chibchas explicaban su origen por medio de una leyenda, según la cual Chiminigagua (Ser Superior) envió a la tierra unas aves negras que lanzaban rayos de luz por sus picos. De la laguna de Iguaqué salió una mujer llamada Bachué, con un niño de tres años, que, al llegar a hombre se casó con ella. De esta pareja nacieron los primeros hombres. Pasados años, volvieron a la laguna y se convirtieron en serpientes. Además de Chiminisasua, adoraban a Bochica (mensajero de Chiminigagua), a Chía, al Arco Iris, etc.
Bochica apareció en los días en que la luna no alumbraba. Predicó la virtud y condenó el vicio. Una mujer, Chía, inundó la llanura de Bogotá con una crecida del río. Los habitantes se retiraron a los montes y convocaron a Bochica, para que alejase el peligro. Bochica retiró las aguas y transformó a Chía en luna, condenándola a salir sólo por las noches.
El pedestal donde apareció Bochica, cuando los chibchas le pidieron que cesase la inundación, fue el Arco Iris. Tenían seminarios (cuca) donde se formaban los futuros sacerdotes. Los sacrificios humanos no eran frecuentes y los más preciados eran los niños de la región donde nació Bochica. Eran sacrificados a los quince años de edad, a flechazos, arrancándoles luego el corazón. Carecían de templos, pues hacían las ofrendas en lagunas o cascadas. Esto dio origen a la leyenda de El Dorado (el zipa, antes de asumir como tal, se internaba en el lago en una balsa, en la que remaban otros cuatro caciques menores.
Cuando llegaban a la mitad del lago, el zipa, que tenía untado el cuerpo con polvo de oro, depositaba las ofrendas en honor a los dioses, arrojándose después a las aguas para bañarse en ellas, todo esto en medio de música y cantos.
Arte, ciencia y legado cultural:
No tuvieron una arquitectura monumental. Fueron expertos en cerámica (decoración antropomorfa). Fabricaron pequeñas figuras chatas de oro que parecían cortadas de una lámina delgada. También elaboraron cuchillos de oro para el ritual. Sobresalieron en tejidos de algodón. Empleaban el sistema numérico vigesimal y poseían dos calendarios: el año civil (se dividía en veinte lunas) y el sacerdotal (treinta y siete lunas). Diez semanas formaban una lunación (una semana era de tres días).

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