Dicen los rupestres que haga lo que haga el hombre nunca está solo. Lo acompañan, asisten y observan sus maestros, sus jefes, los chamanes, sus mayores, sus antepasados, los espíritus de la naturaleza y los Dioses.
Todo aquel que recibe, empezando por la vida, ha de rendir cuentas del aprovechamiento que hace de los dones. Ha de reproducirlos y compartirlos.
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